Etty Hillesum nació en Middelburg (Holanda) el 15 de enero de 1914. Escribió un diario íntimo y extenso entre 1941 y 1943, durante la segunda guerra mundial. En este diario manifiesta sus sentimientos durante su cautiverio en el campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, donde falleció.
La evolución espiritual y religiosa de Etty ocupa el primer plano en su diario. Se inicia con una Etty que es una mujer laica que no practica ninguna religión. En esta etapa, el nombre de Dios aparece más como una expresión literaria o como un factor sociológico que con un sentido de fe religiosa...
Poco a poco la espiritualidad de Etty va presentando tonalidades, colores y acentos propios.
Etty descubre la presencia de Dios en todas las cosas y en todos los seres. Una presencia que le hace sospechar que Dios tiene que ver con la búsqueda de la liberación interior y con la sensación que tantas veces ha sentido de que la vida merece la pena a pesar de todo.
Dentro de mi hay un pozo muy profundo. Y ahí dentro está Dios. A veces me es accesible. Pero a menudo hay piedras y escombros taponando ese pozo y entonces Dios está enterrado. Hay que desenterrarlo de nuevo. Me imagino que hay gente que reza con los ojos dirigidos hacia arriba. Ellos buscan a Dios fuera de sí mismos. También hay otras personas que agachan la cabeza profundamente y que la esconden entre sus manos; creo que esa gente busca a Dios dentro de sí misma (26 de agosto de 1941)
En medio de una situación terrible y trágica Etty es capaz de expresar una profunda esperanza, una fe inquebrantable en el espíritu humano y un deseo profundo y apasionado de seguir descubriendo las posibilidades de un mundo mejor...
El diario de Etty Hillesum
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