martes, 12 de mayo de 2020

Jesús y las mujeres III - María de Nazaret

Una característica del amor materno es su gratuidad, su incomprensible capacidad de no necesitar cualidades ni méritos para amar, y de cuidar de los hijos menores, o enfermos, o limitados, con más solicitud que de los fuertes. Más allá de las cualidades convencionalmente asociadas con la maternidad, como la ternura, el cuidado y la nutrición, aparecen otras menos relacionadas con la dulzura y más con la defensa activa. Quienes generan vida se arriesgarán por ella y lucharán contra todo lo que impida su realización.
Al referirnos a María de Nazaret, la Madre de Jesús, vamos a fijarnos en aquellos aspectos en los que se rompe con las características tradicionalmente asociadas a la maternidad para fijarnos en los aspectos liberadores de Jesús sobre ella.  Cuando una mujer de entre la gente dijo a Jesús: "¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!", Jesús corrigió: "Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!" (Lc 11, 27-28). Corrección que saca a María y con ella a todas las mujeres del ámbito de la naturaleza y de la "función" para pasarla al de la persona, es decir, a su verdadera dignidad que le viene a la mujer por su capacidad y responsabilidad para dar una respuesta libre. María, escucha, reflexiona y toma una decisión libre con una gran valentía.




Referencias

Dolores Aleixandre, Dame a conocer tu nombre. Imágenes bíblicas para hablar de Dios, Santander, (1999)
Dolores Aleixandre, Claves liberadoras de la biblia, en  Razón y Fe, 224 (1991) 136-145.